El valor estratégico de esta zona era el acceso al río Paraguay y, en consecuencia, a la salida hacia el océano Atlántico.
El fortín de Boquerón había sido ocupado por el ejército boliviano hacia julio de 1932, dándose comienzo a la Guerra del Chaco, cuando Paraguay intentó su reconquista.
Al mando del teniente coronel Manuel Marzana, los regimientos provenientes de La Paz y Oruro, que en total no superaban los 600 hombres, impidieron la toma del fortín por parte de las fuerzas de Paraguay compuesta por 13.000 soldados al mando de Félix Estigarribia.
La superioridad de estos frente a los primeros hizo de esta batalla un hito para Bolivia. Durante los 23 días que duró el combate, iniciándose las hostilidades por parte de Paraguay el 9 de setiembre, los hombres del coronel Marzana resistieron el embate.
Aun así, el 29 de setiembre, ya agotados todos los recursos, los bolivianos debieron alzar banderas de rendición, tras haber perdido solo 200 hombres, frente a un ejército superior en número y armamentos que había perdido alrededor de 6.000.
Pese a los errores de táctica militar paraguaya muchos de sus soldados eran jóvenes inexpertos recién salidos de la Academia Militar el fortín fue finalmente tomado.