Según el último boletín del Ministerio de Salud, la COVID-19 ya ha segado la vida de 117.665 personas en Brasil, mientras que el número total de contagios se elevó hasta los 3.717.156.
Brasil, el segundo país más azotado por la crisis sanitaria en números absolutos, sólo por detrás de Estados Unidos, continúa así como uno de los epicentros globales de la enfermedad medio año después de reportar el primer caso, el pasado 26 de febrero.
No obstante, en la última semana epidemiológica hubo una reducción del 13 % de nuevos casos positivos, aunque las muertes aumentaron un 4 %, lo que para el Gobierno indica una cierta "estabilización".
"Continuamos en esa fase de 'meseta', con entre 6.000 y 7.000 óbitos por semana, pero aun así sigue siendo una 'meseta' elevada", dijo en una rueda de prensa el director del Departamento de Análisis y Vigilancia del Ministerio de Salud, Eduardo Macário.
De esta forma, la tasa de mortalidad de la enfermedad en Brasil, que cuenta con una población de 210 millones de habitantes, se ubica ahora en los 56 decesos por cada 100.000 habitantes.
La cartera también informó que el 51 % de las víctimas mortales por la enfermedad tenían más de 60 años, y que cerca del 63 % presentaba algún factor de riesgo, ya sea diabetes, problemas cardiológicos, renales u obesidad, entre otros.
Además, las autoridades sanitarias investigan otros 2.889 óbitos que podrían responder a la COVID-19.
Por otro lado, el número de pacientes recuperados se elevó hasta los 2.908.848, lo que supone un 78,3 % del total de infectados, mientras que otros casi 700.000 siguen bajo vigilancia médica.
Sobre los posibles casos de reinfección, la gran incógnita ahora entre la comunidad científica internacional, el Ministerio de Salud brasileño subrayó que "no existe", hasta la fecha, la confirmación de que algún paciente se haya vuelto a contagiar con el SARS-CoV-2 en el país.