Brasil, donde el coronavirus deja ya unos 110.000 muertos y 3,4 millones de infectados, ve en el descubrimiento de una vacuna su mejor oportunidad para controlar la epidemia, que parece mantenerse en su pico desde mayo.
Con unos 210 millones de habitantes y el elevado número de casos, el vecino país se convirtió en el laboratorio ideal para las pruebas de diversas potenciales vacunas, que buscan ahora comprobar su eficacia y seguridad.
“Brasil cuenta con una población grande y tiene pacientes sobrando, por eso (las farmacéuticas) están intentando aprovechar” ese potencial, señaló a Efe el infectólogo del hospital Albert Einstein de Sao Paulo -uno de los de referencia en Brasil-, Luis Fernando Aranha.
En la víspera, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) autorizó el inicio de ensayos clínicos de una cuarta vacuna contra el coronavirus en el país, desarrollada por el grupo Johnson & Johnson.
A las pruebas de la “Ad26.COV2.S” se suman otros tres experimentos de fórmulas en Brasil: la vacuna desarrollada por el Reino Unido, otra por China y una tercera fruto de una alianza entre compañías de Alemania y Estados Unidos.
Para el director de Enseñanza e Investigación del hospital Sirio-Libanés de Sao Paulo, Luiz Fernando Lima Reis, todas las vacunas probadas en territorio brasileño han mostrado “resultados bastante sólidos” en las dos primeras etapas y avanzan a la tercera en “un momento muy oportuno”.
“No creo que tendremos una única solución de vacuna. Tendremos una combinación de vacunas que, juntas, quizás puedan cubrir este enorme desafío de inmunizar la población global”, explicó Reis a Efe.
El bioquímico agregó que la llegada de un antígeno representará el “punto de cambio” para que el país, que ha iniciado su proceso de desescalada a comienzos de junio pese a las altas cifras, pueda “empezar a pensar en una retomada más significativa”.