Al estilo “comando” y desde el interior del rodado, los matones a sueldo empezaron a disparar contra Argüello, que nada pudo hacer para evitar el ataque.
Tras acribillarlo, los delincuentes abandonaron el sitio raudamente con rumbo desconocido. De inmediato, agentes de la Policía Nacional se trasladaron hasta el lugar para los trámites de rigor.
A pesar del aparatoso rastrillaje que se realizó en la zona, los uniformados no pudieron dar con el paradero de los sicarios.
Por la violenta manera en que se cometió el crimen, se sospecha que sería como consecuencia de un ajuste de cuentas, algo común en esta región del país. (La Nación)